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El Gobierno del doctor Sánchez se quiere doctorar en conservar y defender la especie animal, en vez de resolver los muchos problemas inherentes al pueblo español, o sea, la persona humana.

Sus ministros van apareciendo como si se tratara de un film, por secuencias; ahora le ha tocado el turno a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que según parece le gustan los animales vivos. Todo el mundo quiere los animales vivos. ¡No te fastidia! Pero existe la ley de conservación de las especies, que nadie alude, que es el mantenimiento del subsistir de todos los animales, racionales e irracionales. 

 La caza siempre ha existido y existirá, no solo como deporte, sino desde el punto de vista económico-político-social, entre otras cosas para mantenimiento del ecosistema. La caza genera más de 800.000 licencias de caza, empleo a miles de personas, estabilizador del medioambiente, lo que se traduce en unos 4.000 millones de euros al año que origina un beneficio de 50.000 empleos.

El número de cotos ha ido descendiendo, en la actualidad existen alrededor de 28.000,  debido a que el Gobierno manifiesta o expresa “ideas”, y después se desdice por falta de no saber de la materia  en cuestión, en este caso de la caza, causa principal  de que el número de cazadores vaya decreciendo igualmente.

 La señora ministra, con la exquisitez acostumbrada, suelta una retahíla para introducir más la “pata” en el lugar equivocado, no se sabe si para separar o desunir más aún a los españoles, asumiendo papel de “independentista camuflada” en un gobierno heterodoxo.  No solo arremete contra los toros, sino a la caza y a todo “bicho viviente”. ¿Por qué? Muy sencillo no le agrada. Hasta los barones socialistas se niegan. Teresa Ribera debería darse una vuelta por el campo y visitar los cotos y así visualizar in situ, que lo que hace es un bien para el desarrollo rural y mantenimiento del ecosistema.

Habría que preguntarle a Teresa Ribera si prueba frutos y hortalizas del campo y si tiene el mismo sabor que los de antaño. Debería tomar cartas en el tema; se sabe los motivos y hay que atajarlos. Por qué se permite,  no ya que corten las frutas antes de tiempo, sino por qué no inspeccionan la cadena alimentaria hasta la llegada al consumidor; vigilar el aporte hídrico es fundamental. Todos estos puntos son en los que debe trabajar Teresa.

Nuestros políticos no tienen desperdicio; cada día nos levantamos con una buena  nueva, bueno, mejor dicho, una mala nueva. Esta vez ha sido la autonomía riojana que quiere castrar a las mascotas. ¡Semejante idiotez! Pero además decide realizar la autopsia a perros y gatos con el consiguiere gasto a cargo de los propietarios. Si se lleva a cabo de una forma sistematizada es una barbaridad, se perderían  especies de distintas razas que nunca se recuperarían.