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El periodismo ha perdido imaginación. Está estereotipado se está haciendo clónico, estándar. Se transmite en cascada, lo que dice uno, los demás se reiteran, con más o menos gracia o profundidad. Centrándome en el deportivo y, sobre todo, en el fútbol, siempre es idéntico. Por ejemplo, escuchar en la COPE  a Manolo Lama es una reiteración de lo mismo. No sólo se dedica a platicar sobre fútbol, sino que además,  se emplea a fondo en publicitar, lo que confirma la precariedad del periodismo.

 ¿Qué le pasa con Mourinho?  Un periodista debe saber transmitir y no dar un criterio que limite a la ciudadanía en su libre pensamiento. Si gana o pierde el Real Madrid,  siempre está indagando en sus defectos ¿Por qué será? Sin embargo, ocurre todo lo contrario con el Barcelona. Lo que hace este “buen hombre” es quitar afición.

Antes, el periodismo se dedicaba a divulgar la noticia y todos sus pormenores, indagando e investigando; en la actualidad dependiendo, sobre todo de la ideología o de su bienestar, la mediatizan y la publicitan  según convenga. Es por lo cual,  cada periódico da una versión completamente distinta, que la ciudadanía no comprende. Esto da motivo, para que cada cual tenga apetencia por un tipo de diario y siempre elija el mismo, que va acorde con su forma de pensar. No es lógico

Siguiendo con Manolo Lama, se  permite taladrar a Mourinho y a Ronaldo, incluso al R. Madrid, olvidándose de la Institución, probablemente por el simple hecho de que están mejor remunerados que él. Debería crear una sección sobre este tema, ya que lo que hace es un  monólogo y resulta tedioso escuchar siempre lo mismo. Existe un lema,   el  que preconiza que “sin periodismo no hay democracia”, pues sucede todo lo opuesto.

Asimismo, en la COPE de Sevilla, los comentaristas deportivos, como son los Almansa, Oliva, Ocaña… las denominaciones que usan entre ellos son,  de maestros para a arriba, doctores, catedráticos…, con estos criterios se da  a conocer la poca elegancia y saber estar de esta casta.

La manipulación a la que nos tienen acostumbrado, da lugar a que muchas de las noticias no sean creíbles. La causa el sensacionalismo y la prontitud con la que quieren entregar la primicia. En la mayoría de las ocasiones no tienen rigor y se desdicen con una destreza  envidiable. Habría que recapacitar y valorar esa imaginación de la que hablo, por supuesto, con rigor y que está contrastada. Jacob

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