Las personas que se realizan haciendo una política rudimentaria, arcaica, agresiva, que mata, es que no ha vivido nada fuera de los que les ha rodeado su existencia, incluida la infancia. Su estancia en la tierra es corta en la distancia, inamovible, con poca comunicación con el exterior, deben saber  más de pensamientos.

 

          Para ellos, no existe el jerarca, mandatario o patriarca, dada su ignorancia, de la cual no son culpables, pues no han tenido posibilidades de moverse, así han nacido y es el mundo que conocen. Esa es la teoría de todos los terroristas, imposibilidad de conocer  nada más que el mundo que les circunvala. La izquierda, por decir algo contrario a los real, y lo que más se parece a ella, la derecha, están más sedimentadas, con conocimientos y con perspectivas amplias de futuro, aunque no como la ciudadanía requiere.      

            Las guerras empezaron con una lucha, cuerpo a cuerpo, después siguieron con enfrentamientos de armas de poco recorrido y más tarde la guerra nuclear. Entonces, el hombre al no poseer armas portentosas ha ideado la lucha más mezquina, matar “por la espalda”, es el modismo que se acumula en casi todos los países. Es la más peligrosa y dañina porque no discierne entre adultos y niños, por lo que sucumben personas que nada tiene que ver con los “enfados” de los dirigentes.

            Aquí está unos de los baluartes de los cimiento del terrorismo, del cual se aprovechan algunos mandatarios para llevar a buen puerto sus maltrechas políticas. Son muchos los inocentes que han muerto y los gobiernos siguen inamovibles.

            Es por tanto, que el mantenimiento de estos “personajes” se debe la mayoría de las veces a la actitud de los gobernantes. Un país no puede vivir siempre haciendo una política restrictiva socioeconómica, ya que  la única dirección es hacia la pobreza y por ende al hundimiento de la nación. Es lo que está ocurriendo en multitud de estados y entre ellos España, en donde hemos entrado en una dinámica tan negativa, que se hace   incómodo vivir en esta nación.

            Todo esto da lugar, aprovechando la coyuntura, a la puesta en escena de nuevos partidos con raíces totalitarias, que hacen que la ciudadanía, poco formada, redoble las pocas fuerzas que le quedan, en exteriorizar el desagrado con  movilizaciones, desacatos a la justicia y Gobierno, pérdida de valores, corrupción, vandalismo, etc.,  o sea, todo lo que da la mediocridad.