“Los españoles estamos mal visto”, me comenta un amigo que ha estado en Londres.  Ha estado perfeccionando el inglés, y el único trabajo lo ha conseguido en Hostelería,  a pesar de tener dos carreras universitarias.  “Ellos  ven que no perdemos calidad de vida. Los centros de ocios llenos, así como bares, restaurantes, y ahora que estamos de vacaciones, podemos ver playas a rebosar. ¿Dónde está la pobreza?”, matiza Fran, mi amigo.

En este momento que estamos de lecciones en España, seríamos el hazmerreír si nos vemos abocado a unas terceras, que además del gasto que se genera, demostraría la escasa calidad de los políticos, si nos referimos al Estado, pero lo mismo podríamos decir de empresarios, economistas, jueces o cualquier estamento que escojamos.

Lo  primero que tenían que atajar para mejorar nuestro país es controlar la “economía sumergida”, que es la que mantiene la precariedad en el número de trabajadores o afiliados a la SS. Para ello es urgente atacar la reforma laboral. No es cierto que en nuestro país haya cerca de 4 millones de parados, lo que hay que hacer es investigar y buscar soluciones, cosa que nuestros mandatarios no quieren, demuestran poco interés o se ven incapacitados para resolver la situación.

Se necesitan líderes serios, esto no es un “parvulario”, para evitar ir a nuevas elecciones; tienen que espabilar, nuestra situación no nos lo permite y si sucede, tendrían que empezar a “rodar cabezas”. La ciudadanía no es impasible a esta situación, es paciente  y sabe esperar hasta ciertos límites, pero parece que algunos dirigentes no han asumido que estamos en una democracia.

Guardar

Guardar