Un episodio más de la poca seriedad del Servicio Andaluz de Salud (SAS) con los médicos pediatras y de atención primaria, que tienen que actuar, sin querer, con negligencia y que provocan más gastos económicos, que tratan de ahorrar con la no contratación de más sanitarios. 

 Paso a detallar el hecho: El 26 de diciembre de 2017 se solicita on line una cita con la pediatra del niño en cuestión, de 9 años,  en el ambulatorio de Utrera, para pedir lo remitiera al Urólogo por presentar dolor en fosa lumbar derecha de tipo cólico, que pasada media hora desaparece después de la micción, síntomas todos ellos compatible con cuadro urológico. Acude a la consulta 13 días después, el primero disponible, y se encuentra con una pediatra que sustituía a la titular. Le refiere el motivo por los que solicitaba lo derivaran al especialista, añadiendo que tiene un familiar especialista en urología  y  él fue quien les aconsejó.

La médico le comenta que estaban teniendo problemas con el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla a la hora de derivar pacientes, ya que les habían rechazado más de una solicitud por no estimarlas procedentes. Le sugiere entonces pedir  un cultivo, lo cual tiene poco fundamento puesto que no existen síntomas que lo aconsejen; le explica que  según el resultado, hacer posteriormente una ecografía y con esas pruebas, poder solicitar que lo vieran en el hospital antes mencionado.

El 9 de enero se hace el cultivo y el 18 del presente mes recoge el resultado siendo negativo, como era de esperar. Ese día estaba de nuevo la pediatra titular y pidió la ecografía directamente al radiólogo, que está en el Hospital De Alta Resolución de Utrera (CHARE), aunque le fue imposible contactar,  porque en el ordenador le salía un mensaje que era la primera vez que le aparecía y no lo sabía descifrar. Lo  interpreta como que el CHARE no tenía abierta la agenda del ecógrafo y que seguramente por eso no se podía gestionar. Como se puede observar,  “un desastre total”.

No obstante, la pediatra salió de su consulta y se dirigió al Despacho del “Director” (imagino que de Administración) para que le explicara cómo debía proceder para solicitar la consulta. Este señor sigue los mismos pasos de ella y le vuelve a salir el mensaje hasta ahora nunca visto por ellos, entendiendo como que el radiólogo tiene que valorar la  procedencia de la ecografía, diciéndole a la madre del niño que ahí ellos ya no pueden hacer nada, pero que no se preocupe que ellos se encargaban de llamarla.

La pediatra asegurándose, le comenta que si a comienzos de semana no la habían llamado, que fuese a la consulta para solicitar nuevamente la exploración ecográfica. Como no avisaron en el tiempo previsto, pasado varios días más, se presenta de nuevo la madre en la consulta y, por fin le dicen, que la ecografía es para dentro de unos 20 días.

La forma o manera de actuar de la pediatra es inaudita, en primer lugar pide un cultivo, sin argumentos médicos y después la ecografía. Por qué y para qué. ¿Sabe interpretarla desde el punto de vista urológico? El fin de este caso absurdo será derivarlo al hospital de referencia, pero el tiempo perdido no se recupera y va en perjuicio del paciente.