En el artículo de la redacción del periódico ABC de Sevilla: “Ataque injustificado a ABC de Sevilla”, del martes día 20 de febrero, comentan que han sido “atacados” por algunos, se dice representantes del PP andaluz, por no estar satisfecho con la encuesta hecha por una empresa de “acreditado prestigio”, en  donde el PP estaría en tercer lugar. No obstante, cuesta trabajo aceptarlo, si saben sus nombres lo deben manifestar, si no,  tiene poca fiabilidad. Pero es poco sensato, el agravio de un periodista a un partido político porque haya expresado su opinión.

 El periodismo cree que tiene razón y cuando existe una disconformidad, arremete en contra de cualquiera haya cometido esa ofensa,  ya que la libertad de expresión existe   únicamente para ellos, craso error.   “Crisis abierta en el PP sevillano”, manifiesta el ABC y en cabeza su director, Álvaro Ibarra, muy ofendido, parece ser,  porque algunos cargos del PP le han increpado e incluso amenazado. Habría que ver que sujetos son, antes de escribir y malgastar letras en un diario que se tiene por “no sé qué”,  sobre la libertad.

Manifestar,  que el director del ABC en su escrito, ha desarrollado  un ataque encubierto y furibundo contra el PP, de lo cual no  se debe sentir orgulloso su máximo representante. Ha perdido los papeles  y en un corto espacio de tiempo recapacitará y verá la “metedura de pata” de la que ha sido protagonista. Ningún censo o encuesta tiene valor por sí mismo, ni tampoco la suficiente autoridad para demostrar algo absoluto, sirve para orientar y en ocasiones desorientar a la ciudadanía.

La reacción provocadora del ABC no se comprende. El periodismo debe dedicarse a informar y opinar, para eso está el  “Artículo de Opinión”, pero es grave se tomen estas iniciativas “respondonas” y de muy mal gusto por un periódico serio. No le va. 

No se pueden verter al espacio audiovisual o prensa escrita, todos los días, nuevos  artículos, sobre todo sensacionalistas,  porque el   cerebro humano no da para ello, pero tampoco enfrascarse en “ñoñeces”,  como la noticia  en cuestión;  hay que escribir menos y profundizar algo más. Si no se dan estas condiciones, el  escritor se desprestigia. Se debe redactar en el  momento adecuado, para que el lector esté ávido, accesible y deseoso de leer algo productivo.

Que cada cual exprese su opinión, no es “ataque”, ya que se supone que existe libertad de expresión para todos dentro de un contexto educacional y correcto. Si alguien se siente amenazado, para eso está la justicia.