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¿Debería ser la enfermedad el único pretexto para acudir al médico? Habría que visitar a éste como algo cercano para unos y otros; para charlar, comentar sobre los acontecimientos del día a día, problemas familiares y, por supuesto, de la patología motivo de la consulta.

El médico, por su parte, tiene que sentir y conocer a fondo la medicina. Es una prioridad absoluta; cuando se tiene la licenciatura es porque se es consciente de la formación adecuada, y para ello, los profesores tienen que adiestrarse en este sentido. Es preciso confeccionar una selección de los futuros médicos por parte del claustro que cumplan los requisitos mínimos para un ejercicio apropiado. Esta carrera se aparta en bastantes aspectos de otras muchas que precisan de menos valores; por ejemplo, es científica, requiere en gran medida sacrificio y debe existir apego por la investigación.

  Un factor vigente es el tiempo de consulta que es insuficiente. Hay que espaciarlos. Un médico de atención primaria tiene únicamente cinco minutos para cada paciente, es demencial; una  consulta no puede estar delimitada en el tiempo. Asimismo, es fundamental ser comedido y educado con el paciente, que es lo que esperan ante todo, y dar confianza, no atemorizarlos con gestos o palabras.

Con la llegada de la informática se ha mejorado en muchos aspectos, sobre todo técnicos, pero se ha deteriorado en otros, principalmente la relación humana. Los valores no los puede desarrollar una máquina.

La actitud del médico ha cambiado debido en gran parte a la puesta en escena de esta herramienta, “hoy” indispensable para casi todo profesional. La comunicación afectiva  está desapareciendo, ya que gran parte de la consulta, el médico  se pasa observando el monitor y tecleando y, en ocasiones, dirige la mirada al paciente. En resumen, éste se va decepcionado, no ha habido empatía, no se siente “escuchado”, la comunicación verbal es inexistente.

 En lo dicho anteriormente, radican  las agresiones que tiene que soportar el estamento sanitario, que se siente acosado, no ya por el enfermo, sino por el “maldito” aparato (Ordenador) que le absorbe todo el tiempo. Así es complejo hacer un diagnóstico sosegado.El ejercicio de esta profesión requiere por parte del que la ejerce integridad y respeto, especialmente a sus compañeros. Ser agradecidos y humildes, modestos, saber escuchar y aceptar los errores. El engreimiento acompaña en este oficio y, a veces, se incrementa con su desarrollo.

La actuación  de los médicos es en ocasiones equidistante, fría, lo que motiva que los enfermos se encuentren mediatizados, sobre todo, si no están preparados culturalmente; los intimida y por ende, no se explican  con claridad. Se da con más frecuencia,   conforme avanza en la edad el galeno, es por ello que el retiro debe ser flexible, dependiendo además de la especialidad médica. No es lo mismo la actividad que desarrolla un cirujano que un internista. La edad de jubilación debería estar entre los 65 y los 70 años, dependiendo de los estudios realizados, siempre con el consentimiento del propio médico.

El enmohecimiento de la clase médica y la pésima reforma de la Sanidad por parte del Gobierno, ha dado lugar a la mala praxis de la medicina. Es necesario reestructurar el colectivo médico empezando por frenar al aumento excesivo de los médicos de atención primaria e incentivar la especialización. Todos desarrollan un esfuerzo tanto físico como mental; igualmente los sueldos son precarios y deben estar acordes, ya que no solo es el prestigio profesional el que se juega, sino también se enfrentan  a situaciones judiciales cada vez más frecuentes.

Otra cuestión es el excesivo número de facultades de Medicina que existen debido a la mala gestión del Gobierno. Todo lo prolífico da lugar malos resultados, que es lo que viene sucediendo; desproporcionado número de aspirantes para las pocas plazas que se ofertan, pero no importa, el Gobierno se embolsa la “pasta” que es de lo que se trata. Para concluir, comentar que la Sanidad española está siempre en manos de personas ajenas a esta disciplina, excepto cuando estuvieron Ana Pastor y Bernat Soria, ambos médicos. En el resto de la Unión Europea, sucede lo contrario, la mayoría son ministros que están en contacto con la medicina. En nuestro país habría que modificar los criterios de elección de ministros, sobre todo en Sanidad, pues es la causa principal de que no se afronten con garantías los grandes problemas que existen y que se  han hecho crónicos.