En España  existen buenos y excelentes profesionales, tanto en la derecha como en la izquierda: médicos, arquitectos, ingenieros, profesores…lo que pasa que la ideología los prostituye y les conduce a una disputa, que da lugar a un  retroceso o involución cultural. Esta doctrina es utilizada como estandarte por  ambos partidos.  

No  trabajan por el bienestar total  de la ciudadanía.  Tampoco les interesa dar soluciones definitivas o no saben en diferentes materias que atañen a sus ideas, sobre todo en  lo que se refiere a Justicia y Hacienda.

Sobre el caso Bolinaga cuando dicen terminal, no significa que va a morir de inmediato, sino que no tiene cura, que es irreversible. Lo que es imprevisible  saber la evolución y el tiempo de vida. La gran mayoría de los españoles, dada la falta de información,  no saben la terminología médica, por lo que sería necesaria la divulgación por medio del periodismo científico.

Los términos médicos hay que saber transmitirlos, comunicarlos. El periodista debe,  no solo ser sensacionalista, sino saber divulgar, palabra que tanto énfasis se pone en la especialidad de periodismo. Afirma que lo que se puede decir en tres palabras no se digan diez, lo contrario de lo que sucede en el léxico político.

La cronología del tiempo, va modificando nuestro  carácter y por tanto,  la forma de pensar. Las perspectivas son distintas. La mente en cada edad reflexiona de forma diferente y a los  políticos les sucede lo mismo. Esto es importante a la hora de tomar decisiones relevantes en la gobernabilidad de un país.

Con Bolinaga ha ocurrido lo mismo. Si la  justicia tarda en dictar sentencia  al apresar a delincuentes o terroristas,  la sanción sería diferente a si fuera inmediata. Cambiarían las penas a la que se enfrentarían y por tanto,  el sentir de la ciudadanía. Con el tiempo los sentimientos se ablandan.

En la actualidad, la llamada “crisis” ha traído a España que se tenga que recomponer  en su estructura económica. La empresa es difícil,  no sólo por lo que concierne a la  crisis mundial, sino por lo maltrecha que ha quedado España, una vez más, en manos de dirigentes poco expertos en estas lides. Siempre nos hemos volcado en  el ladrillo, el bueno y el “malo” y aparece la picaresca. La construcción ha absorbido grandes volúmenes de personal humano que han hecho que en la actualidad la juventud carezca  de una buena formación que hoy se echa en falta.

Este dilema ha sido facilitado,  asimismo, por la imperiosidad de tener un buen nivel de vida sin preocuparse de cimentar los perjuicios que podrían acarrear y que de hecho están sucediendo.

Se está hablando mucho de la dualidad que existe con  el Gobierno Central. Existen ministerios que se comparten con los Autonómicos. Así existen duplicidades en  justicia, sanidad, educación… Todo esto, se ha agravado  con otro problema que lleva consigo los nuevos tiempos, como es el trabajo que ocupa la mujer. Ésta, ha abandonado la casa, no sólo las labores domésticas (SL, antiguamente), sino que igualmente a sus hijos. Cuestión importante a la que no se le ha dado todavía solución.

De forma irónica, se dice que las labores “caseras” hay que compartirlas, tanto el hombre como la mujer, pero una mujer con hijos y los deje al cuidado de un “ama de casa”, no es igual que si se ocupara personalmente de ellos. Ese poco afecto que se le proporciona al hijo, da lugar en el futuro que, carezca de cariño, con pocos sentimientos y, en resumen, con escasa formación moral. Lo cual,  hace que la juventud en un tanto por ciento elevado, no tenga apego al estudio, a la casa y esté vagando por las calles en donde se recoge siempre lo negativo. Como he comentado, necesita una solución urgente.

La escuela es importante, pero la familia es aún más. El vivir día a día cerca de los padres transmite al hijo el eje de su formación, es donde se inicia el germen del cual va a depender su futuro.

En resumen, hay que sentar unas nuevas bases en estos tiempos diferentes a los pasados,  y crear una nueva estructura tanto familiar como empresarial y política, en donde se adivinen nuevos horizontes que den confianza al ser humano.