¿Qué es la hipertensión arterial?

La tensión o presión arterial mide la fuerza que la sangre ejerce sobre las paredes de las arterías cuando el corazón la bombea o impulsa hacia el cuerpo. Cuando la presión está más alta de los límites establecidos, se llama hipertensión. La presión o tensión máxima o sistólica se produce cuando se contrae el corazón y la mínima o diastólica cuando se relaja. Se interpretan con dos números, el más elevado se denomina presión arterial sistólica y al más bajo, presión arterial diastólica.En cada persona y dependiendo si está enferma o toma algún medicamento es diferente. Es normal cuanto la presión es menor de 130/80 mmHg; cuando está por encima 140/90 mmHg, se denomina hipertensión arterial.

Según diversos autores las cifras normales de presión arterial máxima oscila entre 120-140 mmHg y la mínima entre 80-85 mmHg. Se dice que la presión arterial está descompensada, cuando están elevadas tanto la máxima como la mínima, o bien, tener alta la máxima y muy baja la mínima.

En general, esta enfermedad pasa desapercibida, se padece toda la vida y sin tratamiento puede dar lugar a complicaciones graves. No es correcto decir tensión arterial, sino presión arterial, ya que lo que se estudia es la presión que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias, como se ha comentado.

Si no es tratada, el mayor riesgo lo sufre el corazón ya que trabajará de forma más forzada. Produce arterioesclerosis (depósito de colesterol en las arterias), trombosis o aneurismas (rotura de la arteria). Asimismo, afecta al riñón, llegando a la insuficiencia renal que tendrá como único tratamiento la diálisis, aunque con la llegada de los trasplantes ha mejorado casi en su totalidad. A veces, ocasiona impotencia en el hombre.

Causas

La hipertensión está motivada por varias causas, pero en este artículo se incidirá en las más relevantes. La sal, el agua, el sistema nervioso o el estado de las arterias, intervienen en la regulación de la tensión arterial. A medida que avanzamos en la edad, los vasos se vuelven más rígidos, por lo que la tensión arterial se eleva y predispone a padecer un infarto de miocardio, un accidente vascular cerebral (ICTUS) o una enfermedad renal.

Si no se encuentra la causa de que la presión esté alta, se denomina hipertensión esencial. Otro tipo es la secundaria, cuyo origen está en otras patologías: Hiperparatiroidismo, embarazo, tumor suprarrenal, enfermedad renal crónica o la toma de medicamentos. Se ha sugerido la predisposición familiar.

Síntomas

Suele aparecer después de los 40 años y cursa casi siempre de forma solapada, sin síntomas. Puede debutar con la aparición de problemas en el riñón o bien, una patología cardiovascular. Con frecuencia, se detecta de forma casual al acudir al médico, con la toma de la presión arterial. La hipertensión maligna es la que se manifiesta con dolores de cabeza, aturdimiento, vómitos, alteraciones en la visión (visión doble o pérdida de la misma) y sangrado nasal.

Prevención

Para evitar la hipertensión es imprescindible una dieta equilibrada con poca sal o exenta de ella, abandonar el tabaco, moderar el consumo de grasa y bebidas alcohólicas. Se recomienda realizar ejercicios físicos, beneficioso no solo para esta enfermedad, sino que además es aconsejable para evitar riesgos cardiovasculares, la diabetes o la obesidad. Sobre el ejercicio físico, en casos de dolencias óseas, como artritis o se padezca alguna patología cardíaca, lo primero es ir al médico.

Haciendo referencia al alcohol, su consumo ha ser moderado. No se debe recomendar la abstinencia total, excepto en caso de indicación médica. Por ejemplo, en el bebedor medio regular, será el galeno el que indicará las pautas. El consumo medio de alcohol no debe exceder de las 5 unidades en el hombre y de 3 unidades en la mujer. Cada unidad de alcohol equivale a 100 ml. de vino, una caña de 200 ml. de cerveza o una copa de 50 ml. de vino de Jerez. En enfermedades asociadas a la hipertensión, como la diabetes o el aumento de triglicéridos, habrá que ser más estrictos en su consumo.

Diagnóstico

El médico de cabecera o de atención primaria, hará el diagnóstico en una toma aislada de la tensión arterial, y una vez confirmada la hipertensión, seguirá con revisiones periódicas. También es necesario el holter de presión arterial. Si existe patología asociada, como cardiopatía, diabetes o enfermedad renal, habrá que controlar la presión arterial con más frecuencia. Para ello, es conveniente que el paciente se haga de un tensiómetro casero o esfingomanómetro, que tenga buenas características. Ocurre que la presión arterial tomada en casa siempre es inferior a la que toma el médico en la clínica, motivado por alteración del sistema nervioso de forma involuntaria.

La medida o toma de la presión arterial se debe realizar a la misma hora, estando relajado, sentado, el manguito debe estar por encima del codo dos o tres centímetros y a la altura del corazón. Con el tensiómetro de muñeca, exactamente igual. Durante la toma no hablar y por último, una vez anotadas las cifras comentar al médico.

La exploración se completará con un estudio cardíaco, mediante electrocardiograma y ecocardiograma. Se valorará el estado del riñón, por si existiese patología renal, y de igual forma, se verificarán los niveles de colesterol.

Tratamiento

Es fundamental un cambio en el hábito de vida, ya que el mejor tratamiento es la profilaxis, o sea prevenirla, haciendo hincapié en las siguientes recomendaciones: No fumar, lo que beneficia el tratamiento médico. Disminuir la ingesta de alcohol, aconsejándose uno o dos vasos de vino en cada una de las dos comidas principales, realizar ejercicios físicos, no menos de 30 minutos diarios, evitar el estrés y conservar un peso corporal conveniente, según su morfología. En estos dos últimos casos, el médico le asesorará de cómo bajar peso y los ejercicios físicos adecuados. Referente a la dieta alimentaria, se basa en el potasio y la fibra, óptimas para el corazón, ingesta de líquidos y disminuir la sal.

Lo prioritario es mantener la presión arterial, tanto la máxima o sistólica como la mínima o diastólica, dentro de los rango de normalidad. El médico buscará la presión arterial ideal a cada paciente, dependiendo de la edad o si existen enfermedades asociadas. En este último caso, como son las cardiovasculares, metabólicas o renales, probablemente el médico recomendará fármacos para mantener presiones más bajas de lo normal

Se instaura tratamiento médico si la presión arterial máxima (número superior), se eleva más de 140 mmHg, en personas menores de 60 años y si es superior de 150 mmHg en mayores de 60 años, así como si la presión arterial mínima (número inferior), es de 90 mmHg o más. El fármaco dependerá del tipo de presión arterial o si hay alguna patología concomitante. Nunca se debe abandonar el tratamiento, a pesar de que las cifras de presión arterial se normalicen. Se debe guardar un horario exacto en las tomas de las pastillas y ante cualquier duda como subida o bajada de presión arterial, consultar al médico.

El tratamiento médico depende del tipo que motive esta patología. Se indican varias clases de fármacos: Inhibidores del sistema renina angiotensina, antagonistas de los receptores de angiotensina, calcioantagonistas, betabloqueantes y diuréticos.

Pronóstico

Habitualmente la presión arterial evoluciona favorablemente con la toma de medicamentos y cambios en el estilo de vida. Si no se reducen la cifras tensionales, se está en peligro de padecer una enfermedad crónica renal, un infarto cerebral o coronario, alteraciones en la visión o patología vascular periférica (déficit sanguíneo en los miembros inferiores).

Guardar

Guardar