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"Un poco de ciencia nos aparta de Dios, pero mucha nos acerca a Él", frase que dijo el Dr. Louis Pasteur en su autobiografía de 1892, que nos hace reflexionar de esta disparidad y a la vez nexo de unión. La religión y la ciencia siempre están de moda y sus características de pensamientos son intensas; el religioso relevante durante muchos años y al igual que el científico, han pasado desapercibidas. Las dos son complejas, indagadoras, de muchas riquezas, compatibles y se entrelazan con evidente  similitud: la ciencia busca el cómo de las cosas y la religión el porqué. La privación de libertad de la religión, dio lugar al crecimiento de las “creencias” por el  científico, y asimismo, éste da a conocer afirmaciones a niveles de conocimientos aún sin demostrar.

Desde que venimos al mundo, estamos inmersos en principios que nos han ido introduciendo nuestros padres o maestros, a los que seguimos sin razonar. Se acepta todo sin pensar en la ideología, o si es cierto o no, sólo seguir lo que nos han comunicado y lo ejercemos. Con el devenir del tiempo es cuando se arraigan las ideas o se desechan, según la experiencia acumulada y se deciden sobre ellas.

Los atributos de la ciencia no es lo básico en esta vida,  es uno de los  caminos para seguir en una dirección equivocada o no, verdadera o ficticia, sin  entrar en honduras,   pero de respeto mutuo sobre todo.

Lo material o técnico no invade el alma, no satisface el “Yo”. Cansan las vacaciones, las comidas ejemplares, incluso los amigos. Lo material no sacia, si no se acompaña de algo espiritual que fortalezca. Es lo que ocurre con el amor, que sin razón no existe. No  se es mejor con el progreso, enseña y da más instrumentos que en manos del ser humano, pueden llegar a ser peligrosos.

La ciencia ha facilitado para ser mejores, por el avance  cultural y cambio de ideales. Sin  embargo, aparecen otras atrocidades, adscritas al desarrollo (violencia de género,  jóvenes con pocas aspiraciones, atentados islamistas, etc.). Se ha mejorado en el bienestar,  pero siguen los conflictos de manera “silenciosa”, que la ciencia no puede impedir.   

Tanto a la religión como a la ideología se las creen y no han sido desplazadas, sino que han tomado auge en otros conceptos y como tal permanecen unidas al ser humano. La ciencia es razonada, de ideología más humilde y quiere saber el fundamento de las cosas, por lo cual nunca desaparecerá.

¿Por qué los cristianos fueron perseguidos? Se saben los motivos. La pregunta se  formula en  base a la dificultad que entraña hacer desaparecer una convicción. Es el apoyo de muchas personas formadas a través de los siglos en ello, a lo mejor metafísico. Es como un instinto intrínseco en la persona, difícil de esclarecer.            

Esta creencia ha seguido evolucionando, estando presente en películas, libros, televisión, espectáculos y demás órganos de difusión, a pesar de los hostigamientos a que sigue sometida. Tenemos el ejemplo en los atentados del  fundamentalismo  islámico. Lo ocurrido en EE.UU. no es una broma, lo de Madrid, tampoco lo fue. Como se observa se está más pendiente de la religión que a veces de la ciencia y la tecnología, ya que la primera se ha arraigado y se ha hecho incluso más comprometida.      

Las críticas que se hacen a la doctrina religiosa no es perjudicial, más bien origina pactos de tipo mundial, para ejercer un criterio común que la defina. Tampoco es necesario menospreciarla, ni crear snobismo para fortalecer a unos cuantos que piensan como  el biólogo Dawkins. La libertad de pensamiento es lo que se promueve, y nuestro país se ha formado en la  fe católica, aceptando las demás creencias.

“El mundo necesita despertar de su larga pesadilla de fe religiosa”, manifestó Steven Weinberg, premio Nobel de Física. “Todo lo que nosotros los científicos podamos hacer para debilitar la posición de la religión, debemos hacerlo y con ello contribuir a una mejora de nuestra civilización”, matizó. Frases que pasarán a la historia como unas apreciaciones más.

Es fundamental no confundir la religiosidad con ideologías políticas. Existe una politización de todo lo que va en contra de lo cristiano. La lectura de “algunos escritos”, no pueden cambiar los años que se llevan en la “mochila” y que son  otras formas de pensar. Los intentos acaban en fracaso. Hasta donde han llegado estos principios, la ciencia no lo ha conseguido: lecturas diferentes. La primera tiene un camino, la ciencia diversos, y estos a la vez se multiplican hasta el infinito. No hay nada terminado, todo se va modificando en busca de algo definitivo, unas veces positivos y otras no. Nunca concluye. Hay que persistir, es lo que crea expectación, esperanza en encontrar algo, inquietud, materialista  por una parte  y de reconocimiento por otra. Con su aportación  beneficia a la  ciudadanía y ésta se aprovecha de ella, con el beneplácito de sus colegas. 

La madurez inicia al hombre y le hace caminar en la doctrina correcta. Es importante  pero no excepcional. No se debe hacer una esquizofrenia de la religión, pues sucede lo que es el resurgir de movimientos que están fuera de toda cordura. Es fundamental que la ciudadanía encuentre valores, pero con libertad.

En Rusia enseñaban “ciencia” en las escuelas a los niños, pensando que en un futuro serían más eruditos, pero no sucedió así. Lo que se razona hoy, por mucha huella que deje, queda  pronto postergado por otro nuevo pensamiento que lo reemplaza. La busca del prototipo o modelo en la vida se realiza con nuevas  ideas, compromisos, pactos, palabras, actos. Desde los primeros años, cuanto más se  atacó al cristianismo, más salió fortalecido. No se sabe el motivo. Pero ahí están los islamistas, que han resurgido de forma muy peligrosa. Se ha demostrado que la lucha es insuficiente  e inútil,  por lo que es necesario reuniones de  los distintos gobiernos para llegar a conciertos que conlleve a una búsqueda de igualdad.

La ciencia por sí sola no es lo suficientemente reflexiva, ni convincente para resolver los problemas de la Tierra, del Universo, y por lo tanto el de Dios. Cada cual debe saber sus credos y posibilidades. Cualquier cristiano es lo suficientemente inteligente para tener  profundas dudas sobre el origen del Mundo, y esa incertidumbre crea un conflicto reflexivo consigo mismo en sus creencias. El científico o investigador está pensando y trabajando en demostrar algo, pero que no lo consiga no es sinónimo de fracaso, sino que obliga a seguir indagando en descubrir, para bien suyo y reconocimiento de la ciudadanía.

Es muy probable que la religiosidad sea un delirio o temor ¿Existe en el Mundo algo mejor que ésta alucinación? Si existe, que salga y la palpemos, la veamos, nos inquiete o motive. Lucharía por ello.

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