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Como  médico,  siempre me ha interesado la Ciencia, lo que ha ocurrido es que no he podido dedicarme a ella en toda su extensión. Una vez apartado de la medicina por imperativos propios de la evolución cronológica, me he centrado en el periodismo científico. Hice un Master de Periodismo, por lo que hoy en día soy Especialista en Periodismo Científico y Comunicación Científica.

El conocimiento del origen de la vida, es una empresa que nos crea grandes incógnitas. Cuanto más leo, en prensa sobre todo,  más me parece ciencia ficción o relleno de papel. No tengo que decir a lo que me refiero.

Cuando me enraicé en el  periodismo me di cuenta que una de las apuestas por la que definían más su trabajo era el universo y por tanto la existencia de  Dios. Me dio un poco de tristeza,  el conocer que ese era uno de los  motivos relevantes de los enfoques en el que se centra el periodismo científico, entre otros.

No obstante, creo que la medicina debiera ocupar un sitio primario, dando un enfoque en noticias que interesa al pueblo (ciudadanía) y no aparcando en hechos sensacionalistas que suceden en contadas ocasiones y que alteran la mente del lector al desconocer la incidencia en la proporción con que se producen.

Se sigue escribiendo y rellenado páginas de “Ciencia”, por ejemplo, sobre el Big Bang que da lugar a equivocaciones en pequeños grupos de lectores. Leo todas las secciones y siempre me queda la incógnita de qué es lo que se quiere demostrar o qué es lo más sensacionalista. Lo curioso es que se sigue  saturando  capítulos sin saber cuando será el último episodio.

Últimamente se habla de un nuevo  descubrimiento experimental, todavía sin concluir,  pero que la prensa ávida por lo desconocido quiere dar a conocer. Se trata de los neutrinos. Dario Autiero, uno de los firmantes de la investigación publicada en Hih Energy Physics de la Universidad de Cornell, presentó en CERN el experimento Opera y la conclusión de dichos estudios.

Los científicos han acelerado una fuente de neutrinos, que son unas partículas insignificantes sin carga y mínima masa que existe en el universo como radiación presente desde el Big Bang, pero que pueden desarrollarse en las centrales nucleares. Se han enviado desde el CERN en Ginebra hasta el laboratorio subterráneo del Gran Sasso en Umbría (Italia). Es una misión que se tiene que realizar de manera exacta y que trata de enviar los neutrinos en la dirección fijada, para cubrir los 730 kilómetros bajo la superficie terrestre y alcanzar un detector masivo de cerca de 10 metros, que sea capaz de  localizar estas partículas subatómicas. El destino es el laboratorio de Gran Sasso, situado a 1.400 metros bajo tierra, para obviar el efecto de los rayos cósmicos.

Este estudio se realizó durante tres años, 2009, 2010 y 2011. En este tiempo se han enviado neutrinos en diferentes ocasiones, indicó el científico italiano Dario Autiero, de la Universidad Claude Bernard de Lyon, ante un público multitudinario que no cogía en la sala.

Los neutrinos emplearon un tiempo de 60 nanosegundos en cubrir la distancia entre ambos laboratorios, menor que el que hubiese tardado la luz en  realizar el mismo recorrido. El nanosegundo equivale a una mil millonésima parte del segundo. Esto rebate la Teoría de la Relatividad de Einstein.

La teoría física actual cree que en el inicio del Universo, instantes después del Big Bang sí se produjeron velocidades mayores que la de la luz (300.000,00 kilómetros por segundo). No obstante,  existe aún cierta incredulidad ante estos hallazgos por parte de los investigadores. “Todavía es precipitado dar por bueno este experimento y es necesario hacer más aclaraciones”,  indicó el profesor de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, Stephen Hawking, a Reuters.

El director general del CERN, Rolf Heuer, ha pedido cautela mientras se dan explicaciones de la velocidad de los neutrinos. “Si el resultado se confirmase, sería una revolución en la Física, con referencia  a la Teoría de la  Relatividad de Einstein”, destacó.

Después de tanta noticia sobre los neutrinos, que según parece,  debía ocupar una prioridad en el periodismo científico, los resultados han dado un vuelco negativo. Los neutrinos que iban a romper todo los pronósticos físicos el pasado septiembre, en un espacio corto de tiempo, tras meses,  entran en dudas ya que podrían haber ido más rápido o no haberse movido, por lo que serían meras partículas.

Algo no se hizo correcto aseguran los científicos del experimento Opera de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, sus siglas en francés). Parece que todo lo dicho por Einstein sigue vigente y que sigue igual, aunque se tienen previstos nuevos estudios para aclarar lo sucedido.

Según parece, los errores estarían justificados en el cable de fibra de vidrio que conecta el reloj central situado en el Gran Sasso, situado bajo tierra, con el GPS exterior. El segundo error, estaría en un defecto en la frecuencia del oscilador del cronómetro interno. También se estudia que el fallo estuviese en la sincronización de los relojes subterráneos y los de superficie. Después de tanta alarma social, las dudas que aparecen son importante y aún están en el principio de todo, o sea, se nada.

Lo que quiero transmitir y es notorio,  que para dar noticias científicas han de ser previamente contrastadas y que tengan rigor.