Se vive con el pensamiento puesto en los demás, saber de ellos, indagar en su vida, si se puede, profundizar en ella. Lo más lógico sería, que fuésemos un referente para ellos. Lo imperfecto e impersonal es no satisfacer los sentimientos de los demás.

 Se podría decir igualmente, que en la vida se producen múltiples estímulos que ahondan en el fondo del ser humano, produciendo beneficio, bienestar, e incluso cierta tranquilidad del alma.

Lo complicado es la diversidad de caracteres, sentimientos, metas que cada ser se impone. Así es de justicia admitir que existen personas que se realizan poco, a pesar de todos los valores que están a su alcance. El empobrecimiento del espíritu se equipara con la fatiga del alma. La fortaleza del alma es innata con el ser humano. Difícil de asimilar, imposible de imitar. ¿Con qué  mentalidad asistimos al teatro de la vida? Si no fuera por los estímulos que nos invaden del exterior, no conseguiríamos llegar con el estado anímico al final de nuestros días.

Debemos presuponer que: ¿Por qué lo que hoy se dice que es normal es anormal? Será porque no está implantado en su época.  ¿No estaremos equivocando lo que es normal de lo atemporal? Todo depende, como he dicho,  de la época y política en que se establezcan los principios  en ese momento. A veces lo racional se vuelve irracional.  Qué difícil es aceptar un criterio en cada momento. Conforme se avanza en la vida, nos reafirmamos más en lo impersonal de ella. Empiezan las duda, su significado y su finalidad.