Veo el periódico ABC del martes postelectoral y me quedo desconcertado, atónito de lo que leo. Todos los parabienes que le daban al PP, resulta que se ha equivocado, según los diversos artículos. Por ejemplo, Antonio Burgos, “Uno de los problemas de la derecha ha sido el triunfalismo”; Ignacio Camacho, “La derecha no ganará nunca con al dialéctica de ruido y furia...”; “Isabel San Sebastián: “Frankenstein gobernará”; por último, el de Alberto García Reyes que no tiene desperdicio: “El PP ha caído en los mismos errores que frustraron su primera victoria en Andalucía en 2012”. “Feijóo ha pisado las huellas hacia el barranco, al igual que Arenas”, el “arenazo”, termina. 

 Podría nombrar a todos los articulistas del ABC, incluido el director. Más discreto. Este texto me hace reflexionar sobre los medios de comunicación, de los que formo parte, a explicar que es mejor no hacer comentarios quinielísticos previos al acto electoral, y si no se acierta, a posteriori ser más honesto y mantener intacta su manera de informar con los puntos cardinales que aprendimos: rigor, veracidad, calidad y conocimiento, entre otros muchos principios.

Los medios de comunicación, me refiero a todos, son responsables del escaso interés de la ciudadanía por la política. El PP ha ganado y lo que suceda ahora es responsabilidad del Rey, que por fin tiene protagonismo y hay que desearle tenga un buen equipo de asesoramiento y acierte. Porque la evidencia es clara y tiene que ser firme en decidir una opción.

Todos los periodistas una vez celebrada las elecciones, explican el motivo del poco electorado que vota a la derecha. Se sabe que España es un país de izquierda, se demuestra por la trayectoria que llevamos. Vamos hacia el precipicio , no hay nada más que ver lo que piensa el resto de Europa. Y es que el socialismo ha desaparecido como tal. Es un conglomerado de de izquierdas de todas las formas de gobierno, constitucionales o no, cuyo fin es destruir la derecha, alternativa poco probable por la escasa formación que atesoran.

En nuestro país ha desaparecido la democracia, está adulterada y es preciso que vuelva en toda la extensión de la palabra. España está decrepita, decadente, envejecida, sin capacidad de reacción y es esencial actuar, para conseguir un gobierno constitucional y demócrata.

Para terminar, Pedro y todos tus adláteres, debéis iros por el bien de nuestra nación que la estáis llevando al ostracismo de Europa, en todos los ámbitos socioculturales y políticos.