La nueva actitud de los dirigentes es anunciar que van a dejar la política. ¿Están incómodos? Lo más probable es que España se les ha ido de las manos. Empezó Griñán, después Wert y por último, Gallardón. ¿Qué está pasando?  Quién  será el próximo. Con lo apetecible que es el Poder. Existen varios argumentos, aunque difíciles de dilucidar.

En el caso de Griñán, todo se inicia a raíz de que la jueza Mercedes Alaya implique a altos cargos de la Junta de Andalucía en una investigación en torno a una presunta red de corrupción, que relaciona a ésta,  por supuestas irregularidades con los expedientes de regulación de empleo (ERE).

Todo lo sucedido ha hecho que el primer mandatario, convoque  primarias en el PSOE andaluz para elegir candidato a la presidencia. El resultado es que Susana Díaz ha sido proclamada oficialmente única candidata, “a dedo”. Como se ve, dichas primarias no han cumplido el objetivo principal de este proceso de democracia interna. En su bagaje, lo único que consta en el currículum, que tenga valor, es ser licenciada en Derecho. Todos los demás títulos carecen de valor político, académico o docente. Así es imposible gobernar una Autonomía.

Como se presentía, Griñán anuncia que deja la Presidencia de la Junta el próximo mes. Menciona “motivos personales”. El único relevante y que es justificable, que  estuviera quebrantada su salud. Últimamente, se le advierte un semblante más demacrado de lo habitual.

 Wert ministro de Educación, Cultura y Deporte, manifiesta que ya no tiene "ambiciones políticas". Es difícil de comprender, ya que él es ministro sin que nadie le presionase. Tal vez, las críticas  que han motivado las reformas llevadas a cabo por su Ministerio, le hayan hecho dar marcha atrás,  debilitada su moral.

El último, Alberto Ruiz Gallardón, ministro de Justicia, manifiesta que dejará la política cuando termine su mandato. Es la primera vez que lo  ha declarado, aunque según él, tomó la decisión cuando ocupo su cargo.  Probablemente existan otros motivos, como el  que no se han cumplido los fines políticos que probablemente tenía meditado.

No debemos olvidar la nueva Ley de Transparencia que ha indigestado a algunos dirigentes. Entre otras todas aquellas ayudas y subvenciones públicas que reciban las administraciones, instituciones y entidades privadas que sean afectadas por la ley.

En fin, ya es hora que los políticos se dieran cuenta de que no lo hacen tan bien y que la ciudadanía, está empezando a despertar y saber  los mediocres dirigentes que tenemos. Habrá que seguir observando el itinerario de nuestros representantes, como si se tratara de “novela por entregas”.