Pablo Iglesias es inteligente y a esa cualidad no le da el uso adecuado, porque lleva en la mochila tanta animadversión, que no la utiliza convenientemente, esa virtud que la deidad le ha concedido, aunque él no se ha enterado, dada la ceguera que tiene y que le impide ver la realidad. Puede que no sea la raíz verdadera.

Por lo que dejo transmitir, este ser, puede que se encuentre muy  posiblemente dentro del capítulo de la psicopatología. Acerca de dicha entidad se ha comentado mucho. Puede suceder que nuestro amigo, compañero, vecino, internauta... lo padezcan. Algunos de los que contestan o inician debates también  pueden ser incluidos.

       Como característica fundamental es la falta de empatía, o sea,  saber lo que el otro te va a contestar, sentir sus pensamientos. Como se dice coloquialmente, estar conectadas.  Por tanto, un rasgo relevante es que no se pueden poner en el lugar del otro. Son personas sin inquietudes, con delirios de grandeza, que escudan sus emociones y son grandes manipuladores. El psicópata se aprovecha de los demás, estudian las cosas literalmente y no desde el punto de vista emocional. Como se observa, supuestamente encaja con el perfil de Pablo Iglesias.

            Se puede seguir profundizando en el personaje del psicópata. Tienen una mente  diferente a la de una persona normal, no sólo en el sentido de calidad, sino distinta. Muy dirigida y sabiendo su ruta exacta. Sin altibajos, a costa de todo, sin importarle el “qué dirán”. Otra característica es que no pueden lograr su identidad. Por ello intentan cambiar. No saben el por qué. Se introducen en ONG, sectas, o como sucede en este caso, fundan un partido radical, en donde  intentan sentirse arropados, darse a conocer y empezar de nuevo. Tener un nuevo horizonte. Sin embargo, una gran mayoría abandonan, porque tampoco se encuentran así mismo, siguen con ese vacío insaciable que ya proyectan en otras direcciones.

Lo dicho sobre ETA, es poco expresivo, poco prudente, con palabras señaladas y expresa su tendencia hacia la izquierda radical. Todo lo que señala Iglesias es un sueño, una quimera, una alucinación que en nuestro país, al no ser que sufra una catarsis revolucionaria, es un sin sentido, es una anécdota en la historia política de España.