La Carrera Nocturna del Guadalquivir, celebrada en Sevilla el 26 de septiembre,   ha sido un rotundo fracaso desde el punto de vista deportivo. Promovida por el IMD del Ayuntamiento de Sevilla y con una participación de 25.000 corredores, no se puede elegir  un recorrido  en donde el recinto no tenga la capacidad suficiente para poder  albergar   público y atletas.

 

El comienzo, excepto los primeros corredores, el resto tardaron en salir varios minutos. Pero lo peor fueron los últimos kilómetros, en donde la mayoría de los corredores, unos 15.000, tuvieron que pasar la meta andando, después de “pasear” durante  9 minutos. Es decir, no tenía sentido llevar el chip.

            De lo  único se trataba es de dar notoriedad por el número de participantes, pero si no se reúnen las condiciones para la celebración del evento, no sirve de nada, a excepción de la parte festiva. Hay que tener prevista una planificación para un número determinado de personas, aquí 25.000, así como para la  duración del mismo, pues en caso de que ocurra algún accidente, hay que tener una buena logística.

            El motivo de hacer esta crítica constructiva es que no vuelva a suceder, ya que los comentarios de los atletas no fueron los más apropiados en relación con la competición.