Hay que analizar el comportamiento del periodismo según qué acontecimiento. Si se les sigue durante un cierto periodo de tiempo, cualquier persona avezada, observa su parcialidad. Todo se valora según sea rentable publicar o divulgar, por prensa escrita o medios audiovisuales, e incluso dependiendo del sentido ideológico. Esta profesión debe atender la demanda de información de la sociedad de todas las ideas políticas, ya que tienen a su alcance material suficiente para cumplir estos objetivos, con propuestas culturales e innovadoras para el desarrollo de nuestro país.

Los que han hecho estudios en la Escuela de Periodismo, en todas sus vertientes, habrán capturado la imagen del ingresado, y es que la inmensa mayoría comulgan con la doctrina de la izquierda, en este caso socialista, actualmente en vista de desaparecer, como no se pongan una guinda en el trasero.

El fallecimiento de Rita Barberá ha abierto la espita, porque no todo es culpa de los políticos en general, sino que detrás de ellos está “el saber” de algunos periodistas, a los cuales pocos se atreven a denunciar por la desconfianza que se les imputa.

Los partidos de izquierdas, como PSOE, Podemos, IU…, quieren estar en el Gobierno sea como sea, pero la mayoría de la ciudadanía no los quieren, a pesar de la supremacía que se atribuyen, apoyados por el periodismo: ¡Arma letal! La incultura en nuestro país se acrecienta, lo que facilitan estas maniobras.

Aparte del periodismo político, un ejemplo del maniqueísmo al que se está sometido, se ve con frecuencia en la retransmisión de los partidos de fútbol en la televisión: “El árbitro debió sacar una tarjeta amarilla y no la roja”, expresa el speaker. No se puede criticar la actuación del árbitro, juez principal de la contienda. El comentarista, como dice su nombre, debe comentar únicamente, y si quiere, explicar hechos concernientes a lo que se narra: anécdotas, historia, casuística, pero no opinar sobre lo que él piensa, ya que al espectador le crea una duda razonable. En conclusión, el periodismo actual ha perdido rigor y veracidad, debido a la rapidez con que se quiere dar la noticia utilizando el medio digital, lo que origina equívocos por no estar bien fundamentadas, y es esta una regla generalizada. Como decía Umberto Eco: “Las redes digitales pueden tomar el puesto del periodismo malo”.