No sólo es importante  saber, también es darlo a conocer, ya que sin comunicación nos quedamos aislados. De todo esto se beneficia el científico y la ciudadanía; unos se dan a conocer y a la vez sirven de base a otros investigadores y, por otra parte, la sociedad se informa y avanza en sus conocimientos. Entonces, para  qué tanto estudiar, pensar, investigar…, es necesario trasladar nuestros conocimientos a otros.

 

        Lo real, es que desde que se inician en la escuela ya los inclinan  de una forma insistente, hacia las letras; existe mucho humanismo y poca ciencia. Ocurre, que es al final de secundaria cuando el alumno debe tomar una decisión clave; escoger entre estudios universitarios o emprender una profesión.  Después deberá elegir entre ciencias o letras, el gran dilema. Es por ello, que la  orientación, hacia una u otra opción debería ser desde los inicios. Este es uno de los motivos,  del poco acierto del estudiante en su elección.

 Asimismo, cuando se llega  a estudios superiores, por la inercia de la enseñanza y por los padres, poco o nada informados, los canalizan hacia las letras. Se fundamenten en  que es más sencilla y está al alcance de cualquier  individuo, para seguir adelante en los estudios. Es por lo cual, se interpreta que los de ciencia son  unos privilegiados, no sin cierto reparo.

         En ella la dedicación tiene que ser plena y por supuesto la vocación,  esa es la causa de que existan menos estudiantes dedicados a esta disciplina y que la mayoría escojan  letras, ya que la contemplan  más a su alcance.

             La política ha puesto de su parte, el poco ánimo que se profesan ciencias y letras, nunca le ha interesado. Tampoco los humanistas han contribuido  con su labor, así todo el “campo” era suyo.

          La investigación nunca ha sido una atracción de los gobiernos, ha recibido poca ayuda económica y es por ello,  que el hombre  de ciencias ha salido de España,  para tener más opciones. Severo Ochoa, fue uno de ellos. Tuvo que marcharse para ser premio Nobel,  que consiguió  en 1959, pero con la nacionalidad estadounidense, en donde trabajaba con recursos norteamericanos, por lo que el premio no cuenta para España.

         Podemos hacer la comparación con Gran Bretaña,  que  entre Física y Química computa 47 premios Nobel. En España sólo tenemos  Ramón y Cajal, que se lo concedieron en 1906.   De la ciencia se han preocupado de forma insuficiente hasta no  hace mucho,  en que la sociedad se ha dado cuenta de su importancia. Los medios escritos ya la consideran con ediciones especiales e incluso en la prensa diaria, le han puesto su pequeña parcela.

          Los iniciados en letras en los estudios de grado, han tenido celos de  los que estudiaban ciencia. Siempre se les ha llamado “empollones”, con más privilegios,  así opinan los de letras. El avance también va unido a la cultura.  Con ésta, progresa el interés por lo desconocido y en este dilema, la ciencia se lleva la mayor parte de los beneficios.

        La mente humana siempre está ávida por  conocer, cómo surgió el mundo, de dónde venimos…, en general la ciencia esconde todo el entramado del universo y de lo desconocido. Así ocurre, con el bosón de Higgs, partícula que genera masa y da lugar a la materia, en pocas palabras, se ha dado un gran avance científico, pero no definitivo, aún queda mucha que aclarar.

            Lo cierto es, que ambas no tienen que ir por caminos paralelos, sino unidas. Los científicos para transmitir tienen que apoyarse en  las letras. Eso es así.